El lenguaje es un conjunto de signos y símbolos tanto verbales como gestuales que ha desarrollado el hombre en su intento de comunicación intrapersonal e interpersonal. Gracias al lenguaje el niño puede comunicar sus ideas, emociones, sentimientos sea de manera verbal, gestual o a través de la escritura. El lenguaje nos permite conectarnos no solo con el pasado, también con el presente; es un instrumento que favorece la activación del pensamiento y pon ende del desarrollo cognitivo.
Constituye uno de los factores fundamentales para la integración social, la inclusión dentro de diferentes grupos, y proporciona el medio más eficaz para comprender y explicar el mundo que nos rodea y nuestra propia existencia (Alessandri, 2005).
En el transcurso del desarrollo del lenguaje, pueden aparecer ciertas dificultades que si no son abordadas tempranamente podrían ocasionar secuelas a nivel de la capacidad comunicativa del niño, de su desarrollo cognitivo, social, afectivo y su rendimiento escolar.
Respecto a estas dificultades lingüísticas y según la Organización Mundial de la Salud, los trastornos del desarrollo del lenguaje se caracterizan por alteraciones aisladas de la adquisición del lenguaje en niños con una capacidad intelectual generalmente normal” (W. von Suchodoletz, 2001 citado en Weigl, 2010, p.61).
Dentro de las dificultades lingüísticas más comunes que aparecen en la edad infantil, se mencionan:
La Dislalia
Es el “trastorno en la articulación de los fonemas por alteraciones funcionales de los órganos periféricos del habla (labios, lengua, velo del paladar). Se trata de una incapacidad para pronunciar o formar correctamente ciertos fonemas o grupos de fonemas” (Pascual P. , 1995).
La dislalia puede afectar a cualquier consonante o vocal, pero suele darse una mayor incidencia del problema en ciertos sonidos; en unos casos porque requieran mayor agilidad y precisión de movimientos, como sucede con la /r/; en otras ocasiones porque el punto de articulación no es visible y se puede hacer más difícil su imitación, como la /k/, y a veces porque existen sonidos, como la /s/, en los que hay una mayor tendencia a deformar las posiciones articulatorias de la lengua.
Es una de las anomalías del lenguaje que con más frecuencia se presenta en los niños de educación inicial y primer año de educación general básica. Este problema del lenguaje tiene un pronóstico favorable, no obstante, si no se somete al niño a un tratamiento precoz adecuado, puede traer consecuencias muy negativas, por la influencia que ejerce sobre su personalidad, capacidad comunicativa, adaptación social y su rendimiento escolar.
Retraso simple del lenguaje
Se habla de retraso simple de lenguaje (RSL) cuando existe una tardanza en la aparición o el desarrollo de todos los niveles del lenguaje (fonológico, semántico, sintáctico y pragmático). Como consecuencia, la comprensión y la expresión lingüística son inferiores a la normal, sin que existan alteraciones fisiológicas, sensoriales o neurológicas que lo justifiquen. El problema se refiere a la ausencia del lenguaje, su aparición tardía o la permanencia de patrones lingüísticos pertenecientes a un estadio evolutivo inferior al que correspondería al niño por su edad cronológica. Habitualmente está más afectado el lenguaje expresivo que el comprensivo, especialmente cuando el discurso es largo (Portellano, 2007, pág. 111).
En términos coloquiales, “cuando un niño presenta un retraso simple del lenguaje, en realidad lo que ocurre es que presenta un nivel de desarrollo en el lenguaje inferior al correspondiente a su edad cronológica, es decir, se trata de un desajuste evolutivo” (San Andrès, 2003, pág. 21).
Tartamudez (trastorno de la fluidez de inicio en la infancia)
La tartamudez es un trastorno del habla que consiste en la alteración del ritmo, fluidez verbal y organización temporal del habla. Se caracterizada por repeticiones indeseadas de sílabas, palabras o frases, acompañadas de interrupciones espasmódicas de la conversación, que producen angustia y son difíciles de controlar.
Se origina por la falta de coordinación de los movimientos periféricos del habla, pero no se conoce exactamente su causa. Esta afección, al igual que el resto de las alteraciones del habla, tiene una mayor incidencia en los varones (cuatro veces más que en las mujeres), y se manifiesta normalmente entre los tres y los seis años.
Cuando se inicia en la edad adulta suele estar relacionada con un acontecimiento traumático o una lesión en el sistema nervioso.
La tartamudez se clasifica en:
a.- Tónica: se caracteriza por la producción de un bloqueo acentuado en el inicio de las frases o palabras, generando pausas cargadas de tensión. Común en los fonemas oclusivos (p-t-k iniciales).
b.- Clónica: se caracteriza por la repetición de un fonema o silaba en forma continuada, con aumento de tensión e interrupción del discurso. En algunos casos, se pueden presentar casos mixtos de tartamudez.
Dentro de las características que podemos observar en un niño con tartamudez se pueden mencionar: la repetición de sonidos y silabas, prolongación de sonido de consonantes y vocales, palabras fragmentadas (pausas en medio de una palabra), bloqueo audible o silencioso (pausas en el habla llenas o vacías), circunloquios (sustitución de palabras problemáticas), palabras producidas con un exceso de tensión física, repetición de palabras completas monosilábicas, ansiedad al hablar, limitaciones en la comunicación y participación social, entre otras.
Bibliografía
1. Alessandri, M. L. (2005). Trastornos del Lenguaje. Colombia: MMB By Landeira.
2. Pascual, P. (1995). La Dislalia. Madrid: CEPE.
3. Portellano, P. (2007). Neuropiscologìa Infantil. España: Sìntesis.
4. San Andrès, C. (2003). Ciclo formativo de grado superior en Educaciòn Infantil.
España: Varon
5. Weigl, Irina. (2010). Terapia Orientada a la acción para niños con trastornos en el desarrollo de lenguaje. Barcelona- España. Editorial Lexus.
Compilación: Mgst. Adriana León Pesántez