Recuerda que nunca es muy temprano para empezar a leer a tu bebé. El objetivo debe ser crear de la lectura un hábito de vida. Existen libros adecuados para cada etapa del desarrollo y para los gustos y preferencias de cada niño. Leer un cuento a tu hijo de manera dinámica y divertida trae múltiples beneficios para el desarrollo integral del niño, y sobre todo ayuda a fortalecer el vínculo entre padres e hijos además de fomentar su amor por la lectura para toda la vida.
En la actualidad estamos rodeados de tecnología: celulares, computadoras, iPad, video juegos, etc. y quienes mejor los manejan y saben utilizarlos son los niños. Como dicen las abuelitas: “estos niños vienen con chip incluido”. Está demostrado que la tecnología tiene muchas ventajas pero también desventajas. Una de las desventajas más importantes es que estos aparatos están remplazando los cuentos y los libros, y lo que es más grave, los momentos de interacción. Es por eso que los adultos tenemos que intentar equilibrar el tiempo de exposición a la tecnología y el tiempo de exploración a los libros. Los bebés deben estar expuestos a los cuentos; estos deben estar a su alcance, igual que cualquier otro juguete, para que así los puedan manipular y explorar. Es importante, desde un principio, enseñarles que hay que cuidar los mismos. Como adultos, ¡es nuestra responsabilidad rescatar y modelar el amor a la lectura! ¿Cómo? ¡Leyendo! Si nuestros hijos nos ven leer ellos van a hacer lo mismo. Además, el momento de la lectura enriquece el vínculo con tu hijo, y al mismo tiempo lo expone a sonidos, palabras, historias, imaginación, etc. Si haces de la lectura un hábito, un ingrediente de tu rutina diaria, tu bebé se va a ir involucrando cada día más. Verás que al principio parece que no nos hiciera caso, pero poco a poco se va interesando por los dibujos y los colores, después por los sonidos, por la historia en sí, y en menos tiempo de lo que tú piensas verás a tu hijo interesado, haciendo preguntas e interactuando contigo.
Los niños más grandes, ya empiezan a anticipar las lecturas, a trabajar su memoria, adelantándose a la secuencia de la historia y contándonos lo que va a pasar e incluso crear sus propios finales. Los libros deben ser utilizados como una herramienta para enseñar un comportamiento y/o manejar una situación, por ejemplo, el control de esfínteres, la llegada de un hermanito, la entrada al colegio por primera vez, entre otras. Al contar a un niño una historia parecida a la que ellos están viviendo se sienten identificados y les tranquiliza, y muchas veces ¡les da risa saber que al personaje de un cuento le ocurre lo mismo! Los expertos en literatura infantil como María del Rosario García Molina, en su libro “El profesor de audición y lenguaje en el nuevo milenio” aseguran que el aprendizaje de lectura y escritura inicia mucho antes de entrar a la guardería o al preescolar, ya sea en estrategias de tipo visual a sustitución de estrategias de tipo oral (letra / sonido – palabra / sonido). Además, está demostrado que la exposición temprana a cuentos, historias, canciones y materiales como crayones y papel aporta significativamente a la lectoescritura, y al mismo tiempo fomenta la imaginación y la creatividad de los niños. Es importante aclarar que esta exposición temprana no quiere decir que debemos acelerar el proceso lectoescritor. Lo importante es estimular y exponer a los niños, de manera dinámica y creativa, al mágico mundo de los cuentos.
Bibliografía:
Samaniego, S. C. (2015). La importancia de la lectura desde una edad temprana. Revista para el aula, 53 – 54.
García, M. R (2004). El profesor de audición y lenguaje ante el nuevo milenio. Sevilla – España.
Recopilado por: Mgst. Juana Zamora E.